El expresidente estadounidense Donald Trump sufrió este domingo un nuevo intento de asesinato después de que un individuo, que fue detenido por el Servicio Secreto y no llegó a disparar, se aproximara al campo de golf en el que estaba jugando el candidato republicano, armado con un rifle AK-47 con mira telescópica.
La Oficina Federal de Investigación (FBI, en inglés) confirmó que lo sucedido en el Trump International Golf Club de West Palm Beach, Florida, está siendo investigado como un aparente «intento de asesinato».
El suceso se produjo en torno a las 13:30 (17:30 GMT) y lo primero que se supo, a manos de la campaña republicana, unos minutos después, fue que el expresidente (2017-2021) se encontraba bien.
«Hubo disparos cerca de mí, pero antes de que los rumores comiencen a salirse de control, quiero que escuches esto primero: ¡ESTOY A SALVO Y BIEN!», apuntó poco después el propio Trump en un comunicado. «Nada me detendrá. ¡NUNCA ME RENDIRÉ!», añadió.
En una conferencia de prensa celebrada en torno a las 17:00 (21:00 GMT), el sheriff Ric Bradshaw ofreció los primeros detalles oficiales y se conoció que fueron agentes del Servicio Secreto quienes vieron a un hombre con un rifle junto a la valla del campo de golf perteneciente a Trump, donde se encontraba jugando, a unos 300-500 metros.
El Servicio Secreto le disparó y este salió corriendo de entre unos arbustos en los que se estaba escondiendo, hasta el vehículo en el que intentó huir, una camioneta negra cuya matrícula logró fotografiar un testigo.
Gracias a esto, el individuo fue detenido unos minutos después en la carretera a bordo de su vehículo. En los arbustos se encontró el arma y también dos mochilas y una cámara deportiva GoPro.
La identidad del sospechoso no se ha hecho pública todavía oficialmente, pero tanto la cadena Fox News como el diario New York Post apuntan que ha sido identificado como Ryan Wesley Routh.
Las fuerzas del orden indicaron en la conferencia de prensa que el campo de golf está rodeado de arbustos y que cuando alguien se esconde en ellos queda prácticamente «fuera de la vista». Según dijeron, la seguridad está limitada a la zona que el Servicio Secreto considera factible y esa organización «hizo lo que tenía que hacer».
En un comunicado, la Casa Blanca señaló que el presidente de EE.UU., Joe Biden, y la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, fueron informados «sobre el incidente de seguridad».
«Están aliviados de saber que está a salvo. Su equipo los mantendrá informados periódicamente», dijo la Presidencia.
A través de X, Harris, quien se enfrentará a Trump en las elecciones del 5 de noviembre, afirmó que se alegraba de que el expresidente estuviera a salvo. «La violencia no tiene cabida en Estados Unidos», apuntó.
También a través de X, el compañero de fórmula de Trump, el senador por Ohio J.D. Vance, explicó que habló con él antes de que se hiciera pública la noticia y que «sorprendentemente estaba de buen ánimo».
«Todavía hay muchas cosas que no sabemos, pero esta noche abrazaré a mis hijos con mucha fuerza y rezaré una oración de gratitud», apuntó.
El resultado del intento de asesinato de hoy ha sido muy distinto a lo sucedido el pasado 13 de julio, cuando Trump fue herido durante un mitin en Butler (Pensilvania), después de que un joven de 20 años le disparara con un fusil hiriéndole en la oreja derecha.
El Servicio Secreto abatió al agresor, quien disparó desde un lugar elevado fuera del recinto, donde una persona del público murió por herida de bala.
El suceso provocó numerosas dimisiones por las fallas de seguridad, incluso la de la entonces directora del Servicio Secreto estadounidense, Kimberly Cheatle.
Cheatle acabó dimitiendo diez días después por los errores en la seguridad en ese encuentro y afirmó que ese intento de asesinato supuso el «mayor fallo operativo» de la agencia «en décadas».
Tras esto, el Servicio Secreto aprobó un plan para incrementar la seguridad de Trump, que incluye el uso de pantallas de vidrio blindado en sus eventos al exterior, así como el aumento de los efectivos de seguridad que lo acompañan.
El expresidente estadounidense Donald Trump sufrió este domingo un nuevo intento de asesinato después de que un individuo, que fue detenido por el Servicio Secreto y no llegó a disparar, se aproximara al campo de golf en el que estaba jugando el candidato republicano, armado con un rifle AK-47 con mira telescópica. La Oficina Federal
El expresidente estadounidense Donald Trump sufrió este domingo un nuevo intento de asesinato después de que un individuo, que fue detenido por el Servicio Secreto y no llegó a disparar, se aproximara al campo de golf en el que estaba jugando el candidato republicano, armado con un rifle AK-47 con mira telescópica.
La Oficina Federal de Investigación (FBI, en inglés) confirmó que lo sucedido en el Trump International Golf Club de West Palm Beach, Florida, está siendo investigado como un aparente «intento de asesinato».
El suceso se produjo en torno a las 13:30 (17:30 GMT) y lo primero que se supo, a manos de la campaña republicana, unos minutos después, fue que el expresidente (2017-2021) se encontraba bien.
«Hubo disparos cerca de mí, pero antes de que los rumores comiencen a salirse de control, quiero que escuches esto primero: ¡ESTOY A SALVO Y BIEN!», apuntó poco después el propio Trump en un comunicado. «Nada me detendrá. ¡NUNCA ME RENDIRÉ!», añadió.
En una conferencia de prensa celebrada en torno a las 17:00 (21:00 GMT), el sheriff Ric Bradshaw ofreció los primeros detalles oficiales y se conoció que fueron agentes del Servicio Secreto quienes vieron a un hombre con un rifle junto a la valla del campo de golf perteneciente a Trump, donde se encontraba jugando, a unos 300-500 metros.
El Servicio Secreto le disparó y este salió corriendo de entre unos arbustos en los que se estaba escondiendo, hasta el vehículo en el que intentó huir, una camioneta negra cuya matrícula logró fotografiar un testigo.
Gracias a esto, el individuo fue detenido unos minutos después en la carretera a bordo de su vehículo. En los arbustos se encontró el arma y también dos mochilas y una cámara deportiva GoPro.
La identidad del sospechoso no se ha hecho pública todavía oficialmente, pero tanto la cadena Fox News como el diario New York Post apuntan que ha sido identificado como Ryan Wesley Routh.
Las fuerzas del orden indicaron en la conferencia de prensa que el campo de golf está rodeado de arbustos y que cuando alguien se esconde en ellos queda prácticamente «fuera de la vista». Según dijeron, la seguridad está limitada a la zona que el Servicio Secreto considera factible y esa organización «hizo lo que tenía que hacer».
En un comunicado, la Casa Blanca señaló que el presidente de EE.UU., Joe Biden, y la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, fueron informados «sobre el incidente de seguridad».
«Están aliviados de saber que está a salvo. Su equipo los mantendrá informados periódicamente», dijo la Presidencia.
A través de X, Harris, quien se enfrentará a Trump en las elecciones del 5 de noviembre, afirmó que se alegraba de que el expresidente estuviera a salvo. «La violencia no tiene cabida en Estados Unidos», apuntó.
También a través de X, el compañero de fórmula de Trump, el senador por Ohio J.D. Vance, explicó que habló con él antes de que se hiciera pública la noticia y que «sorprendentemente estaba de buen ánimo».
«Todavía hay muchas cosas que no sabemos, pero esta noche abrazaré a mis hijos con mucha fuerza y rezaré una oración de gratitud», apuntó.
El resultado del intento de asesinato de hoy ha sido muy distinto a lo sucedido el pasado 13 de julio, cuando Trump fue herido durante un mitin en Butler (Pensilvania), después de que un joven de 20 años le disparara con un fusil hiriéndole en la oreja derecha.
El Servicio Secreto abatió al agresor, quien disparó desde un lugar elevado fuera del recinto, donde una persona del público murió por herida de bala.
El suceso provocó numerosas dimisiones por las fallas de seguridad, incluso la de la entonces directora del Servicio Secreto estadounidense, Kimberly Cheatle.
Cheatle acabó dimitiendo diez días después por los errores en la seguridad en ese encuentro y afirmó que ese intento de asesinato supuso el «mayor fallo operativo» de la agencia «en décadas».
Tras esto, el Servicio Secreto aprobó un plan para incrementar la seguridad de Trump, que incluye el uso de pantallas de vidrio blindado en sus eventos al exterior, así como el aumento de los efectivos de seguridad que lo acompañan.
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